Llegamos a
Florencia la tarde del Martes 15 de Abril a la estación de trenes de Santa Maria Novella. Desde allí apenas 10 minutos andando hasta nuestro hotelito (
Hotel Sampaoli), situado en el mismo centro de la ciudad, en concreto en el barrio de San Lorenzo.
Antes del anochecer, aprovechamos para descubrir los alrededores de nuestro alojamiento, donde se encontraba la Basilica di San Lorenzo, el Mercado Central...
Pudimos disfrutar las calles y el ambiente fiorentino y de pronto nos detuvimos para unirnos a una de las costumbres fiorentinas:
"El aperitivi". Dos copas de chianti y algo de picar.
Para terminar el día, nuestras primeras pizzas toscanas y de vuelta al hotel.
Nuestro primer día lo dedicamos por completo a conocer
Florencia
. Tras el que sería nuestro habitual desayuno (capuccino + croissant) nos dirigimos hacia la Plaza del Duomo, donde se encuentra la inmensa e imponente catedral, con su espectacular campanario, su majestuosa cúpula (Duomo) y el Baptisterio.
Como ya nos habían advertido, el interior de la catedral es absolutamente espartano, lo cual contrasta con la belleza del edificio. Para obtener unas vistas increíbles de la propia catedral y el Duomo así como del resto de la ciudad, decidimos enfrentarnos a los 414 escalones del Campanile. Casi sin aliento, alcanzamos la cima que sin ninguna duda, merecía la pena. Florencia a nuestros pies.
Tras volver a pisar tierra visitamos el Batisterio (preciosa cúpula) y el museo dell`opera del Duomo con la espectacular puerta del paraíso.
Exhaustos por el ascenso al campanile, buscamos un lugar cercano al hotel para comer y dejarnos caer. De menú: Carpaccio, ensadala de tomate y queso de buffala de entrante y como plato principales risotto y pasta a la boloñesa.
Después del descanso, cruzamos la ciudad y el rio Arno a través del Ponte Vecchio (nos resulta curioso que hoy en día aún se mantenga el edicto de los Médicis de 1593 por el cual en todos los establecimientos que se hayen en el puente se deben vender oro y joyas) para llegar hasta el Palazzo Pitti y pasear por su interior y sus jardines Boboli.
De cara al atardecer, no nos quisimos perder la puesta de sol toscana desde una de las ubicaciones más privilegiadas: San Miniato al Monte. Preciosa iglesia en lo alto de una colina en la que escuchamos cantos gregorianos in situ.
Por la noche, fuimos a cenar a un escondido restaurante que nos habían recomendado "
Lo Skipper". Y pudimos comprobar tal y como nos habían dicho que se trata uno de los restaurantes que mejor prepara la pasta fresca. Nuestra cena consistió en: Tartar de anchoa, Spaghetti al pesto di favignana y tagliolini alla maniera di lipani y birra italiana "Menabrea".
Al día siguiente nuestro destino:
Siena. En apenas una hora de autobus nos plantamos en el centro de esta bonita y encantadora ciudad medieval. Simplemente un paseo por sus calles descubriendo sus plazas, el espectacular interior de su catedral, basílicas...hizo que nos quedáramos prendados de ella.
La vida de Siena se concentra en la Piazza del Campo, donde comimos de bocata para degustar los deliciosos fiambres toscanos.
Por la tarde de vuelta en Florencia nos acercamos a la Piazza de Santo Spirito en Oltrarno, zona de moda repleta de barecillos para tomar el aperitivi. Nuestra elección el
Popcafe, lugar también recomendado previamente donde estuvimos muy a gusto.
Como cada día amanecemos desayunando en el Café Sol y dedicaremos el día entero a seguir disfrutando de Florencia. Paseando hacia el Mercado Central, nos detuvimos a ver el Cenacolo di Sant ´Apollonia. Una vez en el Mercado, nos lo recorrimos de arriba a abajo observando la gran variedad de productos típicos todos de excelente apariencia. Así que nos decidimos a hacer algunas compras para nosotros mismos y para deleitar a nuestra familia en España.
Algo no muy conocido a nivel general y que descubrimos gracias a nuestra guía, es la costumbre florentina de aprovechar todas las partes de la vaca y el almuerzo de bocadillo de callos. El lugar más típico para probar esta delicatessen es "Antica Tripperia Nerbone", donde pudimos degustar uno de los mejores bocadillos de nuestra vida.
Con el estómago lleno de estómago...volvimos al centro de la ciudad a pasear por sus dos conocidas plazas: Piazza della Repubblica y Piazza della Signoria ambas dignas de ver aunque la segunda es absolutamente majestuosa repleta de impactantes esculturas.
Tanto nos gustó la plaza que decidimos quedarnos a comer en la terraza de una pizzeria. Mmmm...
Después de comer, teníamos "cita con el David", así que de camino a la Galleria dell´Accademia nos sentamos relajadamente a tomar un delicioso cappuccino. Sin duda el eje principal del museo es "El David" tal como intuíamos. Imponente estatua.
Llegada la tarde-noche dimos un paseo por el barrio de Santa Croce donde elegimos sitio para cenar, donde sin duda degustamos las mejores delicias toscanas : "Il Barroccio". Tutto squisito! Destacando la pasta fresca rellena con esencia de trufa.
Para acabar el día, paseíto nocturno con nueva parada en la Piazza della Signoria...
El día empieza lluvioso y nuestro destino es
Pisa. Cogemos un tren que en una hora nos deja al norte de la ciudad. Desde allí nos recomiendan hacer un paseo por el centro histórico hasta llegar a la Piazza dei Miracoli, donde se encuentra la catedral, el batisterio y la famosísima torre inclinada.
Al llegar allí, intentamos disfrutar de la preciosa torre protegiéndonos de la lluvia bajo los arcos de la catedral. Cuando por fin se despeja un poco, rodeamos toda la plaza y jugamos a hacer la típica foto.
El tiempo no mejora, así que decidimos ir a comer una buena sopa toscana (muy parecida al potaje) y lasaña, menú muy acorde al tiempo. Tras la comida, la lluvia había cesado un poco así que volvimos a la plaza para visualizar la torre con algo más de tranquilidad.
Desde allí, volvimos al centro y seguimos nuestro camino dando un paseo por el rio. Poco después, volvemos a Florencia para exprimir nuestras últimas horas en la ciudad.
Se acaba nuestra en Florencia, pero nuestro viaje por la Toscana continúa. Tenemos por delante todo un día para conocer
Bolonia.
Dando un agradable paseo desde la estación de trenes hasta el centro histórico, descubrimos los encantos de esta ciudad con sus arcadas y su aspecto bohemio.
Pasamos la mayor parte de la jornada en la Piazza di Neptuno donde la gente simplemente se sienta a observar los espectáculos callejeros y el ir y venir de gente.
Habíamos leído que es típico en las ciudades toscanas salir a lucir palmito "
Fare il giro" y fue aquí donde corroboramos que esta costumbre se mantiene hoy en día.
Antes de comer, nos detuvimos en una terracita a degustar uno de los cócteles más típicos de allí:
Campari, que resultó ser de todo menos suave...
Callejeamos respirando la esencia de la ciudad, descubriendo iglesias, torres inclinadas y rincones ocultos y nos disponemos a marchar.
Hemos regresado enamorados de Florencia y del resto de lugares que hemos conocido. Sus monumentales edificios, sus calles, su gastronomía, su luz en especial al atardecer sus amables gentes y nosotros allí.
Esta ha sido nuestra primera vez en Italia, pero sin duda no será la última...Un viaje de degustación a la Toscana, donde regresaremos algún día.