Hoy el día empieza improvisado. Nuestra idea inicial, era haber dormido en Holmavik para disfrutar de sus alrededores, pero como nos alojamos más al sur, tras un buen desayuno, decidimos recorrer la zona de Hindisvik, una pequeña península visitable en coche, donde se realizan diferentes paradas y donde habitan focas y el troll Hvitserkur, una roca que se alza a pocos metros de la orilla.
En uno de nuestro intentos de avistamiento de focas, tuvimos una ligera trifulca con las aves, las cuales había que espantar sosteniendo un palo hacia arriba para que lo atacaran a el en vez de a nuestras cabezas!
Llegó el momento de cumplir con la ley islandesa y pagamos nuestra multa en un banco de una pequeña aldea, que nos vino bien bien para ver estos secaderos de pescado, curiosos pero olían fatal.
De vuelta hacia el sur, nos detuvimos en una curiosa tienda de productos artesanales y gastronomía de la zona, donde la simpática dueña nos animó a convertirnos en vikingos. Mirad que fieros!
Aún metidos en el papel de vikingos, llegamos a Hafnarfjördur, típico poblado vikingo en el que nos explicaron como eran sus vidas y sus costumbres. Muy interesante ver como convivían en un espacio tan reducido toda una gran familia.
Más hacia el sur, visitamos nuestra última cascada de Islandia: Hraunfossar, De nuevo única y diferente al resto.
A continuación visitamos un pequeño pueblecito llamado Reykholt con una preciosa capilla y antiguas viviendas islandesas, todo ello en una zona de aguas termales.
Cerramos el círculo, reencontrándonos con trolls como por la mañana, en el Troll Garden, Y desde allí a nuestro hostel en Borgarnes.